jueves, 24 de enero de 2013

Él.



Lo miro y se me amontonan los adjetivos.

Hacemos las paces con placer


A veces.





A veces tan solo es un mal día. ¿Sabes? No todos los días pueden ser buenos. 
¿Qué sería de nosotros si no conociéramos la tristeza? 
¿Cómo reaccionaríamos al ver una lágrima descender por la mejilla? 
Todo sería distinto. Raro. Irreal quizás. Por eso, no podemos vivir siempre de buenos momentos. Tiene que haber algo que nos diga: eh, estás aquí, sigue adelante. Es como una alarma que se activa cuando la felicidad sobresale por encima de las nubes. Es como un aviso para que aflojes. A veces todos esos buenos momentos pasan a ser malos. A veces la alarma de que sigues aquí es un buen momento para ayudarte a no derrumbarte.  Para avisarte de que lo malo acabará dejando lugar a lo bueno. 
A veces, todo es tan complejo. A veces, es mejor no pensar en nada. 
A veces, lo importante es vivir.



Carpe Diem.


Realmente lo que importa es vivir el momento, vivir el hoy, pero en la vida, nos pasamos la mitad recordando el pasado, y la otra mitad pensando en el futuro... El pasado es pasado y lo que venga, vendrá... Aprovecha el presente, haz que cada instante de tu presente, sea tan bonito y tan especial, que siempre que lo recuerdes en un futuro, sueltes una sonrisa. Vívelo con tu gente, con tu gente de ahora, que más da la que ya no está a tu lado. Quien de verdad te quiere y te ha querido permanece ahora a tu lado. Vive cada minuto de tu vida, como si fuera el último. Nos pasamos la vida esperando que pase algo y lo único que pasa es la vida, no entendemos el valor de los momentos, hasta que se han convertido en recuerdos. Por eso, haz lo que quieras hacer, antes de que se convierta en lo que te "gustaría" haber hecho. No hagas de tu vida un borrador, tal vez no tengas tiempo de pasarlo en limpio. Nunca es tarde para empezar a ser felices. Y recuerda que lo bueno nunca acaba si hay algo que te lo recuerda.

AMANECEMOS CON CARA DE LOCOS.